Actualmente hay cada vez más parejas que tienen problemas para procrear y por lo tanto cada vez hay más clínicas de fertilización asistida. Es un negocio que ha surgido de la necesidad. Hoy en día todos conocemos a alguien que ha pasado por un proceso de fertilización.
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Como siempre en este podcast vamos a traer nuestra mirada behachistica a este hecho. Los ritmos femeninos tienen que ver con las fases de la luna: tenemos el síndrome premenstrual, la menstruación, el pre-ovulatorio, el ovulatorio, en los que las mujeres tenemos cambios de humor. Cuando empezamos a ser adolescentes y mamá ve que podemos tener relaciones sexuales nos lleva al ginecólogo para que nos de las pastillas. Aquí está el primer error. Una mujer adolescente tendría que conocer sus ritmos, sus tiempos, conectados con la luna.
Ahí introducimos algo artificial no dejamos que nuestra menstruación se acomode. Y empiezan las primeras complicaciones.
Magda recuerda sus reglas dolorosas, lo eran tanto, que con 15 años su madre la llevó al médico que le recetó pastillas anticonceptivas, recuerda que le quitaban el dolor, pero tenía una menstruación falsa. Era un momento ideal para haber establecido su contacto con sus ciclos, pero no fue así. Desde los 15 hasta los 21 tomó pastillas hasta que le salió un bulto en un pecho, y otro doctor lo relacionó con las hormonas de las pastillas. De eso hace 40 años. Viéndolo desde la BH cortó toda conexión femenina con sus ciclos, también con el poder parar y descansar, ya que estaba totalmente en el Yang.
Sofía cuenta su experiencia. Hace 15 años las tomó durante poco tiempo y ahora supo que Yasmin que era la marca de las que tomaba, ha sido retirada del mercado. A ella le vendieron como que era de lo más flojito, y además con un nombre muy bonito. Tomó 1 año, tendría 27 o 28 años y ya había podido conocer los ciclos de su cuerpo. Ese año de pastillas sintió su desconexión, no reconocía a su cuerpo, no sentía el hambre del periodo de ovulación, se le fue incluso la consistencia de la regla. No le gustó y dejo de tomarla. Se dio cuenta de que no dejan de ser hormonas químicas que metemos en el cuerpo y que alteran conexión lunar, puesto que las mujeres funcionamos con ciclos lunares de 28 días y esa conexión la estamos perdiendo.
Estamos alejadas de nuestros ritmos biológicos y por eso se producen todas estas consecuencias a corto, medio y largo plazo. Por eso el tema que traemos hoy de la infertilidad. Porque están los estrógenos que son femeninos por naturaleza y cada vez tenemos más carencia de estrógenos, por el tipo de que llevamos. Los estrógenos nos ayudan a parar a relajar. En el mundo activo/yang la hormona que predomina es la adrenalina, es muy masculina, y eso inhibe la generación de estrógenos. Todas vamos rápido, a hacer cosas, y en ese hacer impedimos que entren los espermatozoides en nuestros óvulos, no tenemos nido para que entre el bebé y es entonces cuando nos vamos a las fertilizaciones asistidas
No es que no estemos a favor de la anticoncepción, obviamente que sí. Desde siempre las mujeres hemos usado métodos anticonceptivos, pero hay métodos mucho más sanos.
Magda años más tarde aprendió a tratarse con una médica acupuntora y consiguió conocer su ciclo y sufrir muchísimos menos dolores.
Hay una gran falta de información primero a las mujeres jóvenes y mayores, que no conocen su cuerpo sus ritmos, cuando ovulamos, cuando estamos en periodos fértiles no conocer esto y no identificar, sentir temperatura, sentir señales, ahora ovulo o no, cada cuerpo es distinto, si estamos conectadas lo sentimos.
Estamos distantes de nuestro cuerpo y del de nuestra pareja. ¿Como concebimos si no tenemos conexión con el otro?.
18 de cada 100 parejas tienen infertilidad en España según datos del 2003. Serían unas 600.000 parejas en España. La infertilidad está relacionada un 40% con hombres y un 60% mujeres.
En los hombres influye el consumo de tabaco, de marihuana y de alcohol.
Jordi bromea dice tenemos espermatozoides despistados que no saben a dónde van.
“Como es dentro es afuera”, si tenemos a alguien con mucha vitalidad los espermatozoides también la tienen, con la mujer también.
La mujer para recibir al espermatozoide no tiene que hacer nada, sólo permitir la entrada, es esa energía receptora nuestra, en la que no estamos. El estrógeno disuelve el tapón mucoso para que pueda entrar un espermatozoide Si no hay estrógeno el espermatozoide quiere entrar y no puede. Y para eso es importante el orgasmo, algo que hemos sacado de la ecuación para el tema de la fertilidad asistida. Ya no nacemos en casa, no morimos en casa y pronto tampoco procrearemos en casa.
Jordi bromea y dice “que los tengan ahí los nueve meses y ya iremos a recogerlos”.
Por eso estamos tan lejos de nuestros ritmos biológicos.
El orgasmo ayuda en la procreación, es fecundante, los estrógenos permiten que los espermatozoides accedan al ovulo. Cuando vamos a la clínica de fertilización pues “orgasmo poco”. Como mucho tiene la masturbación del hombre en una habitación pequeña. Para las mujeres es un estrés y violencia brutal. Las mujeres que somos las que ponemos el cuerpo, es violento para nosotras. Pero estamos tanto en el hacer, que pensamos que esto nos tiene que funcionar de manera natural. Si los espermatozoides tienen que correr es muy cansado, así lo hacemos todo “sencillo”. Y es cuando menos funciona porque no estamos mirando todas las variantes. Realmente hay factores físicos, psíquicos y emocionales dentro de la concepción que para nada están tenidos en cuenta, solo miramos el tema físico.
Dice Jordi: hay situaciones de parejas que buscan manera de quedarse embarazados, buscan ayuda, no hay manera, cuando dejan de pensar llega el embarazo. El estrés impide que se llegue a la fecundación.
En casos de adopciones han ido a adoptar y luego han tenido hijo biológico. Muchas veces las parejas se centran ahí en “queremos tener un hijo”, entonces se pierde todo lo demás. Hay orgasmos con amor y con cariño son los fecundante, no los de descarga.
A veces tener que fichar a una hora concreta es muy poco fecundante. La cuestión es que nos dejamos someter a eso, esas parejas entran en un bucle de estrés porque hay que tener un hijo, ya pasaron 9 meses, un año intentándolo, pero hay que ver “¿,qué es un año?¿de dónde venís? ¿Cómo estáis? Y como hay tanta oferta de soluciones rápidas pues van corriendo nada más terminar los 12 meses ya tienen cita con la clínica y siempre aparece algo: una trompa torcida, etc.… siempre algo y la solución sería más emocional, hablarlo, ver qué pasa. Ahí es donde tenemos algo que decir que es observar cuales son los acuerdos tácitos de esta pareja, muchas veces el hijo es el único acuerdo que queda vigente, por eso no hay pasión no hay amor, simplemente es hacer el hijo. Eso es lo que traemos aquí, ¿qué me pasa a mí? ¿Qué le pasa al otro? ¿Qué intimidad emocional tenemos? ¿Donde está nuestra amorosidad?
En las técnicas de fertilización no hay un éxito del 100% y tendría que ser así, porque es muy mecánico, no es verdad nos sometemos a estrés brutal para algo que tiene pocos resultados. Hay también elementos externos, y hay estudios donde se habla de cómo eso afecta la infertilidad.
Hay otros casos de personas que ambas son fértiles van a hacerse estudios no hay problemas pero se produce infertilidad. También habría que mirar esa sensación de muchas mujeres de que parece que sea una obligación, toca hacer un hijo. Parece que no estás completa si no tienes hijos. Hay sentimiento interno de no tener la libido disponible para eso. Y a veces al revés una mujer muy yang se queda embarazada. De todas formas es un milagro con lo desconectados que estamos que podamos concebir.
Hay ambivalencia con la maternidad no es ser o no deseados, si estamos aquí es porque fuimos deseados, consciente o inconscientemente.
Para acabar nos tendríamos que quedar con que “cedemos a los especialistas lo que tendría que venir del amor” y si reflexionamos un poco e intentamos ver qué nos pasa a través de una indagación profunda potentes, igual luego iremos a la clínica igualmente pero desde otro punto.
Las parejas venimos muy inmaduras a una fertilización asistida cuando es muy dura. Es un caldo de cultivo para acabar de dinamitar la pareja. Solo el hecho de poder ver qué nos pasa y como dar amor incondicional, eso será bueno para el futuro de nuestra pareja y de nuestros hijos.