Este Podcast lo hemos dedicado a la vorágine del consumo que hoy en día asociamos a la celebración navideña.
¿Dónde quedó el significado original de la Navidad? ¿Qué valores transmitimos a nuestros hijos en esta época? ¿Qué recordarán nuestros hijos? Que hay que recibir muchos regalos, y cuanto más grandes y más caros mejor. Que, si nos olvidamos de un regalo para alguien, significa que esa persona no es importante. Que hay que comer todo el tipo de delicias y exquisiteces, hay que vestir ropas elegantes y de marca. La mesa puesta con esmero, las servilletas rojas estrelladas, las copas de cristal, ramas de pino, acebo y flores navideñas. Todo con mucho glamour y y lujo.
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Pocos conocemos el origen de la Navidad, antiguamente era la celebración del fin de la oscuridad para ir adentrándonos en la luz. Era el día más corto del año. Luego al llegar la religión cristiana honramos la historia de un nacimiento de un niño que nos trae amor incondicional y genuino.
Reflexionamos juntos sobre adonde nos lleva el consumo desenfrenado en esta época, a comprar y comprar muchos regalos, para el árbol de Navidad y los Reyes. La mayoría quemamos las tarjetas de crédito, solemos comer en exceso y continuamente nos exponemos a una sobre estimulación. Desde la perspectiva “behachistica” de la Biografía Humana, en verdad estamos todos en un intento de llenar nuestros vacíos existenciales, aquello que nos faltó, que mamá no nos dio.
Lo hacemos porque es lo que toca en Navidades….según nos dicen…
Creemos que lo hacemos desde un desconocimiento de quien somos; desde una lealtad a unos valores familiares que ciegamente seguimos, desde lugares inconscientes de mandato familiar y siguiendo unos valores que no están genuinamente alineados con los nuestros. Esto nos pasa porque desconocemos nuestros deseos genuinos y muy pocas veces hemos tenido la oportunidad de elegir algo verdadero.
Tributar a la familia, está inconscientemente muy presente, por eso hay tantos enfados y conflictos, a la hora de elegir con quien pasamos la Nochebuena, el día de Navidad o la Noche Vieja. Se acumulan enfados antiguos y emociones no expresadas. Tributamos también a nuestras parejas, que muchas veces no se sienten bien recibidos por nuestras familias. Tributamos a nuestros hijos, cuando les vestimos con ropas incomodas navideñas, cuando tienen que besar a la tía que solo ven una vez al año, cuando cenan a horas tardías y no son respetados en sus ritmos de sueño. Nos olvidamos de escuchar nuestras necesidades y las de nuestros hijos, para mantener unos hábitos festivos que nunca fueron cuestionados, ni adaptados por quienes las celebran. También abordamos lo que pasa con los niños de padres separados y las tributaciones a las respectivas familias, sin tener en cuenta lo que desea el niño y donde y como se siente más cómodo.
¿Cómo volver a traer la magia a las celebraciones? Recordamos nuestras navidades de infancia, compartimos recuerdos cálidos mientras esperábamos a Papa Noel o Los Reyes. La magia la ponemos los adultos, sin que sea el regalo o la lista de regalos el centro de toda la celebración.
Celebremos el encuentro con los que realmente amamos, sin necesidad de regalos. El encuentro con el otro, el compartir risas, comer juntos y abrazarnos ya es en sí un gran regalo. Podemos recitar un poema, leer una carta de reconocimiento a alguien que valoramos, cantar juntos, rezar y hasta meditar. Es el momento de expresar algo amoroso a los demás, un momento de parar y de sentir. Qué bonito seria ver fotos antiguas, aprender como vivieron nuestros ancestros, relatar los nacimientos, los viajes, los momentos únicos de una familia.
Podemos buscar celebrar más en la intimidad, más cerca de los ritmos de los niños y los ancianos. También es una época para darnos cuenta de los pedidos reales de nuestros hijos, los que van siendo desplazados en el tiempo. Sus pedidos de mirada, atención y amor incondicional no recibido en todo el año.
Como solemos decir, todo está bien y nada está mal, no queremos críticar nuestras formas de celebrar, simplemente reflexionar y ampliar miradas. ¿A quien estamos respondiendo cuando planeamos a nuestras navidades? ¿Cómo han sido históricamente nuestras celebraciones navideñas? Qué hemos tenido que hacer desde la obligación familiar y que seguimos haciendo al día de hoy?
Ser conscientes de lo que hacemos y quizás añadir algo distinto nuestro, algo desde nuestro propio deseo, este es el reto que os dejamos.
Felices fiestas!