La madre es la nutrición, física y emocional. Dar de mamar es alimento físico y emocional para el bebé. Contención, cobijo, seguridad, amparo. La leche materna tiene el gusto de todo lo que comemos y lo que sentimos, porque nuestras emociones también afectan a la producción de la leche. La leche de fórmula tiene siempre el mismo gusto. Pero lo más importante es ofrecer el pecho al bebé cada vez que lo pida, porque nuestro pecho genera leche en la medida en que lo estimulamos, es como un grifo, no se acaba nunca. Sofía pone el ejemplo de las nodrizas. Y Montse habla de la lactancia en tándem.
pulsa aquí si tienes dificultades para escuchar con tu móvil
La gran mayoría de las mujeres tenemos leche y podemos dar el pecho. Pero para eso tenemos que estar tranquilas y confiar en nuestras capacidades de mamíferas, porque si estamos nerviosas y desconfiamos de nuestra capacidad nutricia, nuestro cuerpo va a generar mucha menos prolactina, y si no tenemos al niño encima, no va a mamar cada vez que lo necesite y esto va a dificultar establecer un flujo constante. Porque esto es como un baile, y al principio es necesario encontrar el equilibrio en esta diada madre-bebé.
Ofrecer el pecho o el biberón cada vez que el niño lo demande es algo que no hacemos, porque siempre tenemos argumentos mentales que nos dan la razón, como que el niño nos usa de chupe o se está malacostumbrando. Así vamos cortando el ritmo propio de cada bebé que llega a este mundo. Primero fue mamá que no respetó mi propio ritmo, mis tiempos, y después soy yo que ya no tengo registro de mi saciedad, de mis necesidades ni de mi deseo porque estoy por fuera de mis ritmos. Y así vamos perpetuando los estragos del patriarcado.
¿Cuándo introducir el alimento sólido?
La OMS recomienda 6 meses de lactancia exclusiva. La incorporación del alimento sólido tendría que depender del interés que demuestra cada niño, que sólo se llevará algo a la boca cuando nuestro intestino esté fisiológicamente preparado. Cuando interrumpimos este ritmo natural, es cuando empiezan los problemas.
¿Y qué le ofrecemos? Lo que los adultos comemos, pero en mucha menor cantidad, porque el estómago de un niño tiene la medida de su puño cerrado. En brazos de mamá, que media en el vínculo con la comida, como el juego. No permitir que los niños jueguen o se levanten mientras comen, sólo genera que el niño no coma, o coma mucho menos. El concepto de la sacrosanta mesa, todos juntos, cuando no estamos agusto o lo único que estamos compartiendo es una comida de mal humor , no tiene sentido. Los niños, cuando tengan la esdad y sean incluidos en las conversaciones de los adultos,que también son mediadoras en el vínculo con la comida, se sentarán a la mesa como nosotros. Sólo es cuestión de tiempo.
¿Y porqué decimos comida sólida? Porque las papillas son lo más anti niño que hay, no lo pueden coger ni manipular con sus manitas.
Y respetando sus ritmos, sin obligarles a comer todo lo que hay en el plato, porque luego vienen los problemas de obesidad y desordenes alimenticios, porque hace tiempo perdimos el registro de saciedad, porque nadie nos preguntó si teníamos hambre; había que comer porque era lo que tocaba y había que comerlo todo! Y sino nos lo comíamos al mediodía, pues por la noche!
¿Y cuando destetamos?
Los niños están diseñados para mamar hasta los 7 años, para sobrevivir en épocas de hambruna, pero no estamos diciendo que tenga que ser así. Cada madre tiene una realidad emocional y unas circunstancias personales. Hay muchas mujeres que hacen lactancia en tándem con sus dos o tres hijos. Montse, Magda y Sofía cuentan su experiencia. Depende de cada una. Lo que tenemos para decir, es que el destete tiene que producirse de forma progresiva y consciente de que el niño va a pedir la contención y calma que antes obtenía con la teta, y tendremos que estar atentas para dársela de otras formas. Esto es muy similar a cuando le quitamos el chupete al niño.
Cuando empezamos a incorporar el alimento sólido, hay que tener en cuenta la toxicidad de muchos de los alimentos que comemos hoy en día, refinados, con muchos azúcares, la cantidad de leche de vaca que consumimos, los lácteos… El 80% de la alimentación de nuestros hijos es en este sentido, y eso es un desastre ecológico. Vamos intoxicando sus cuerpitos, que acaban enfermando. Lo más ecológico es comer lo que da la tierra, en la época del año en la que lo da, tal como reza la macrobiótica. Los enlatados, por ejemplo, a nivel energético, no tienen ningún alimento.
En el siguiente podcast seguiremos con este tema,tan amplio como fascinante.
Libros:
- La revolución de las madres – Laura Gutman
- Mi niño no me come – Carlos Gonzalez
- Un regalo para toda la vida – Carlos Gonzalez