Hoy vamos a hablar del poder que tienen las madres para nombrar los roles de los hermanos, veremos si podemos soltar el “divide para reinar”.
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Cuando decimos esto nos referimos a mamá, la reina de la casa. Ella divide inconscientemente entre los hijos para estar al mando, para que nadie le usurpe su poder. No es intencionado, mamá piensa que lo hace desde el amor pero lo hace para salvarse a sí misma, porque si yo empodero mucho a mis hijos, a lo mejor deciden algo que no quiero para mí. Dividiendo tengo asegurado mi lugar de reina, de seguir mandando. A los hijos les adjudico los roles, los polarizo en negativo/positivo por ejemplo cuando son dos hijos es más claro, cuando son más cada uno tiene su rol, uno el más inteligente, otro el más guapo, otro el más espabilado, otro que queda siempre en último lugar. De esta manera nunca van a estar unidos, porque yo no me voy a unir a mi hermano que es el más guapo y lo hace todo bien, como yo soy la torpe entonces voy a intentar siempre ser mejor que él y es una lucha continua de competitividad entre hermanos para poder conseguir la mirada y el amor de mamá que tampoco es verdadero porque en el fondo los quiere a todos igual desde donde ella puede querer, que es desde la funcionalidad tener siempre la ropa ordenada y limpia en los armarios, que los niños vayan limpios, la comida hecha etc..eso es ser parece que estamos muy presentes para nuestros hijos, pero no lo estamos emocionalmente.
A veces ver la imagen del escenario de infancia sirve muchísimo, Montse pone el ejemplo de una consultante que tiene a sus padres en guerra. Ella tenía la sensación de que su hermano mayor había recibido más que ella y cuando le mostró la imagen de la guerra que ocupa muchísimo tiempo, limpiar fusiles, cañones, estrategias, mirar mapas… entonces mamá no va a poder estar por ninguno de sus hijos, porque si estoy en una guerra con mi ex pareja o con mi marido, no voy a poder mirar a mis hijos, no podre ver que mi hijo anda triste o que algo le pasa en el colegio o con los amigos.
También tenemos ejemplos de personas que hacen la BH y a día de hoy adultas cuando ven esta imagen de guerra pueden ver como realmente sus hermanos no tuvieron más que ellos.
Una consultante se dio cuenta de que tenía un peso en el corazón por haber rechazado a una hermana que murió y dijo que se sentía rechazada por sus hermanas. Cuando entendió que eso no lo armó ella, que eso mamá lo arma inconscientemente, entonces le trae un gran alivio.
Hay otros casos en que hay dos hermanos, el mayor es el estudioso y el responsable de hacerse cargo y el pequeño es el desastre que no estudia nunca, que no se hace cargo, el mayor piensa que se han encargado más del pequeño porque como no podía estudiar mamá siempre estaba pendiente de hacer los deberes con él. El mayor se queja del pequeño y el pequeño del mayor y en realidad mamá está mirando otros valores que son los estudios. Mama siempre dice que los quiere a los dos por igual. Eso en el mejor de los casos, en otros mamá dice “esto te lo doy a ti pero no se lo digas a ninguno de los otros”…y al otro lo mismo, es más del divide y vencerás.
Cada día tenemos la oportunidad de mirar lo que hay, si no lo hacemos es nuestra responsabilidad. Muchos consultantes se quedan impactados “dicen mi mama no va a hacer eso” y es que las mamás lo hacen desde ese lugar inconsciente pensando que lo hacen desde el amor para el otro, pero es lo mejor para ellas mismas.
Lógico que nos enfademos al descubrir mentiras y tergiversaciones, pero toca pasar por el enfado. No nos vamos a quedar enfadados con mamá toda la vida, pero sí que hay un tiempo para enfadarnos con ella que al ser adultos vamos a trascender y el camino es a través. Siempre hay un momento en el que vislumbramos una realidad emocional que nos calza, porque en BH las cosas nos tienen que calzar, y tenemos que sentir que esa emoción no estaba dicha y ahora hemos puesto palabras. Cuando encaja y nos duele es así no podemos evitarlo. Tampoco nos podemos quedar en esa emoción toda la vida, porque sería infantil, hay que trascender y llegar e entender a la madre real que tenemos, pero eso es un proceso.
Es interesante hacer el ejercicio diario de ponernos en el lugar del otro de verdad, a nivel emocional, como es mi hermano o mi hermana, como será estar de ese lado, entender que el también tiene mucho dolor y ahí se abre una nueva visión. También me podre poner en el lugar de mamá y entender que de donde viene ella esto ha sido lo que ha podido hacer. Estos es empatía. Salir de nuestra silla, sentarnos en diferentes lugares y ver como se sienten los demás, entonces pasamos a ser más tolerantes más amorosos, pero esto lleva años.
Dice Laura Gutman que los celos no existen. Los celos son otras sensaciones y emociones que vamos catalogando como tales pero el divide para reinar origina eso, la competencia, mi hermano se convierte en un contrincante en vez de un hermano. Perdemos la hermandad. El primer vinculo mas autentico de la paridad es la hermandad, que luego entrenamos con los pares en la adolescencia, si el vinculo queda maltrecho luego tenemos muchas más dificultades a la hora de salir a la adolescencia.
Cuando ponemos la etiqueta de celos nos quitamos la responsabilidad “es que tiene celos” …lo nombramos y ya está etiquetado. No pensamos porque mi hijo piensa que tiene menos que su hermano? A lo mejor soy yo la que no doy. Cuando tomo responsabilidad como mamá de lo que armo, e intento desarmarlo y desmontarlo, los celos dejan de existir. Desaparece esa sensación de que para obtener una migaja de amor yo tengo que luchar y matar a mi contrincante. Y eso es lo que más nos cuesta aceptar a las madres. Decimos pero como migajas de amor pero si yo a mi hijo le ofrezco de todo…Tenemos que estar dispuestas a cuestionarnos todo este nivel de sombra que venimos trayendo y entender que de dónde venimos tampoco es mucho lo que les podemos ofrecer a nuestros hijos. Por eso lo que a nosotras nos parece que le damos todo, para el niño siguen siendo migajas de amor, porque el niño viene mucho más necesitado de amor del que nosotras le podemos ofrecer. Para nosotras si venimos de -10 y les damos 0 o 1 es muchísimo, pero no significa que sea lo que mi hijo necesita. Aquí entramos en el deseo del niño, tenemos que pensar “yo estoy presente para mis hijos? Qué tengo qué hacer aparte de ser funcional?, tengo que sabe lo que le pasa, lo que le gusta….pienso que lo sé, pero toda la vida he elegido por él, yo sé lo que he elegido pero en ningún momento le he preguntado si le gusta…. A veces es interesante mirar a nuestros hijos como si no fueran nuestros hijos como si miráramos a extraños o amigos.
Cuando no sabemos nada de su deseo llega un momento en que el niño en adolescencia no sabe qué carrera quiere, lógico porque siempre hemos escogido por él sin preguntar, por eso hay que estar dispuestos a cuestionarnos y a que nuestros hijos nos digan sus verdades. Los hijos dicen que somos la mejor madre del mundo, pero es lo que queremos escuchar. Cuando un hijo se rebela, en BH lo tomamos como positivo. Vemos a alguien que puede expresar la suya. En cambio cuando todos son bonitos y sobre adaptados lo que vemos es que hay un nivel de represión brutal, porque los hijos no pueden desplegar casi nada. Cuando aparece alguien que puede expresar es una alegría para todos. No hay nada perfecto, cuando algo lo es demasiado chirría.
Si una madre no puede ofrecer al hijo todo ese amor, ¿quién lo va a hacer? ¿Quién llena el hueco? Cuando somos adultos y podemos ver esto, podemos ofrecer algo más genuino a nuestros hijos. Hay que ser realistas, hay que tenerlo claro, hay que saber donde están mis limitaciones que no son las de mi hijo, porque cuando le pongo el cartelito de niño de alta demanda, aquí está el problema, lo que tendríamos que poner es madres de baja tolerancia.
Que cada uno arree con lo suyo, asuma sus limitaciones si las puedo asumir y si veo que no le puedo dar 10 sino 2 que es un montón porque tuve -10 puedo empezar a ofrecer un día 2 y en 3 años podré ofrecer 3 y en mas igual 5. Y a lo mejor con esos 5 cuando mi hijo tenga hijos les podrá ofrecer 7. Y aquí vamos. Es nuestra máxima para ir hacia una sociedad mejor, más amorosa, que no va a ser esta, pero vamos encaminados hacia allí esta es nuestra labor como Behacheadoras ir mejorando relaciones y respetando a nuestros hijos. Porque pensamos que somos muy empáticos con los otros y en nuestra casa seguimos haciendo de dictadores. Es de dentro afuera.
Qué pasa con los hijos únicos? Sofía, que es hija única, sentía que papá le robaba la atención de mamá y viceversa a nivel inconsciente. En el caso de Montse que tiene más hermanas, eso se disuelve, y además si son de la misma edad es más fácil rivalizar entre ellas, reparten bofetones y tirones de pelo, porque pelearse con el padre es feo y además siempre pierde el hijo aunque se pelee verbalmente. Con los hijos únicos todo está concentrado porque todo recae sobre ti, ser la buena, la mala, la rebelde, y al final uno sufre lo mismo porque la distancia es igual pero mamá en el caso de Sofía no tenía que ponerla en una habitación distinta, pero sentía esa distancia emocional. De hecho ella se sintió siempre fuera, exiliada del territorio materno. El daño emocional es exactamente igual en un hijo que en varios. Sólo cambia el contrincante Ser hijo único es un desastre porque te lo comes todo, así como cuando somos más hermanos te lo repartes, con hijo único no hay repartición para lo bueno ni para loma lo entonces es duro. Tampoco tienes posibilidad de la hermandad, no hay calorcito, muchos hermanos en otras generaciones han tenido el cuerpo de otro hermano para dormir porque no había suficientes camas. Algo de calor han tenido. En los hijos únicos tampoco existe, el nivel de soledad es brutal. A veces un hermano protege a otro aunque sea hacia afuera, hay momentos de complicidad no es todo tan guerra. El hijo único no vive eso. Es difícil Sofía por ejemplo no puede imaginar lo que es tener hermanos. Es una realidad emocional que hay que pasar por ella para entenderla.